Provocaron muerte…. y la siguen provocando
Esto aconteció durante unos trabajos arqueológicos llevados a cabo en la frontera sirio-israelí en 1989. Unas bolas aparecieron junto a lo que parecían ser los restos de una balista.
El hallazgo en sí era extraño, por el hecho de que incitaba a pensar por qué alguien se tomaría el tiempo y la molestia de enterrar una gigantesca baliza con sus tres proyectiles. Sin embargo, sus descubridores no pudieron disfrutar mucho del peculiar hallazgo, pues las bolas de piedra fueron saqueadas de las tiendas de campaña donde guardaban los objetos encontrados de la zona, y su rastro se perdió por mucho tiempo. Varias décadas después, en 2015, varias bolas de roca que coincidían con las encontradas en las excavaciones de 1989, aparecieron en el patio de un museo en Israel con una nota.
Estaba escrita por un supuesto hombre que las había comprado en 1995. Además, decía que aquellos eran objetos malditos que daban mala suerte a quien los poseyera. El resto de la nota decía, Estas bolas de balista me fueron entregadas por un mercader aprecio y regalado.
No se le veía nada feliz. De hecho, se confesó conmigo, diciéndome que su esposa e hija acababan de morir. Uno de sus burros atravesó su casa y arrolló a las dos hasta quitarles la vida.
Las bolas fueron consideradas de tan mal augurio, que fueron devueltas a Israel
Comentó además que su tienda había sufrido una reducción significativa de sus ventas, y algunas de sus mercancías fueron perdidas en el océano por el barco transportista que se hundió por una tormenta. Me contó que las bolas le fueron regaladas por un vendedor que las robó de una expedición arqueológica en 1989. Según lo que le contó, con el robo de las bolas perdió su trabajo, a su familia, y se vio obligado a deshacerse de muchas otras posesiones para salvar deudas y evitar la quiebra, hasta que se dio cuenta del origen de sus problemas.
Me aconsejó que me deshiciera de las bolas que ya habían destruido a dos familias. Hoy, después de velar a mis únicos dos hijos, les entrego estos objetos para que los libren de la posesión de cualquier desdichado que las encuentre. A partir de aquí, no me hago responsable del mal que estos objetos vayan a ocasionar.
Nunca se pudo comprobar del poder maldito de estos objetos según lo que decía su nota, porque las bolas ya están resguardadas en una oscura bodega de uno de los museos de Israel.
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