Hombre Mono de Sumatra
La isla de Sumatra, en el sudeste asiático, cuenta con diversos tipos de bosques, muchos de ellos aún inexplorados y que son el hogar de gran cantidad de especies, tanto de animales como de plantas. Allí se encuentra el Parque Nacional Terin-Sishevlat, que está ubicado dentro de la cordillera de Bukit Barisan, en el centro de Sumatra. Es en esta área donde varias tribus locales, al igual que antiguos colonos, aseguran haber tenido encuentros con una misteriosa criatura humanoide, que ellos llaman Orang Pendek, y que podría tratarse de una especie de primate desconocida.
El Orang Pendek, significa en indonesio persona baja, es descrito como un humanoide con el cuerpo cubierto de un pelaje de color gris, negro o marrón rojizo, a veces con una meleina en su espalda. La forma de la cabeza es puntiaguda, su rostro no tiene pelo y posee rasgos humanos. Cuando abre su boca muestra unos dientes caninos de gran tamaño, aunque puede trepar árboles, no viven ellos, y por el contrario, pasa la mayor parte del tiempo en el suelo y caminando en dos patas, con una locomoción muy similar a la de una persona.
Son cazadores y pueden llegar a utilizar herramientas, de igual forma es muy hábil nadando. En cuanto a su alimentación, se dice que es omnívoro, se comunica por medio de gritos y pese a su tamaño, tiene una gran fuerza que podría incluso llegar a superar la humana, pues se ha visto arrancando árboles pequeños y lanzando pesadas piedras. Muchas tribus nativas aseguran haber tenido contacto con el Orang Pendek a través del tiempo en diferentes tipos de situaciones, por ejemplo, la tribu de los Suku Anak Dalam, que significa niños del bosque interior, aseguran que su pueblo ha coexistido de manera pacífica con el Orang Pendek por siglos, compartiendo el bosque donde ambos cazan.
Por otra parte, el pueblo de los Orang Rimba dicen que en los bosques habita un demonio llamado Hantu Pendek que significa fantasma corto, aunque se refieren a él más como a un espíritu, su descripción es idéntica a la del Orang Pendek, por lo que podría tratarse de la misma criatura. Ellos dicen que los Hantu Pendek viajan en grupos de seis individuos alimentándose de frutas silvestres y cazando animales con hachas, pero también se han generado encuentros desafortunados con los seres humanos. La tribu decía que en el pasado algunas personas que viajaron solas fueron emboscadas por grupos de Hantu Pendek quienes sin piedad les quitaban la vida con sus hachas.
Uno de los primeros registros del Orang Pendek se dio en el artículo llamado Rimbo Eleven en Sumatra, escrito por Edward Jacobson y publicado en la revista The Tropiche Nature, número 6, del año 1917. El reporte decía lo siguiente. Los tramperos regresaban del bosque con una historia emocionante.
En el camino de la trampa, vieron un Orang Pendek. Este nombre se utiliza para referirse al orangután en algunas regiones de Sumatra. El gran simio, sin embargo, que mi pueblo afirma haber visto a una distancia de menos de 20 metros, era negro, que no es el color del orangután.
El animal buscaba larvas de insecto en el tronco de un árbol podrido y al ser descubierto, huyó entre la maleza. Un orangután, que rara vez baja al suelo, habría huido inmediatamente a un árbol. Durante mis viajes por Sumatra, he oído numerosas historias del Orang Pendek que difícilmente pueden relacionarse con el orangután.
En Keringi, incluso me mostraron la huella de un abrevadero, que no era la huella de un orangután, sino que parecía una huella humana ancha y muy acortada. Posteriormente, el explorador holandés Van Herwarden publicó un artículo llamado Un encuentro con un hombre simio, en la revista The Tropiche Nature, número 13, de 1924. Allí narró su propia experiencia con un Orang Pendek, en 1923.
Parte del relato decía lo siguiente. A finales de 1916, cuando comenzaron mis viajes de exploración para la investigación de bosques explotables en la residencia de Palembang, escuché algo de los malayos sobre la existencia de un extraño humanoide. Las diversas historias parecían demasiado fantásticas para dar crédito a la existencia de un animal del bosque aún desconocido.
Más tarde, en 1917, después de regresar a Palembang, pregunté a los comerciantes malayos si habían oído hablar de la existencia de la criatura. Las historias que me contaron en aquel momento fueron muy confusas y parecían completamente inverosímiles. Decían que el Orang Pendek tenía un solo ojo en la frente, subía a los árboles como un cheetah, puede transformarse en tigre, roba lana a las ovejas por la noche para hacer una estera, ayuda a los exploradores perdidos y los trae de regreso camino a casa y más cosas así.
Mi duda sobre la existencia de tal hombre del bosque se convirtió entonces completamente en incredulidad. Pero a principio del año siguiente, en 1918, durante un viaje de exploración en medio de los Hemangois, un día seguía un pequeño río, cuando de repente me llamó la atención unas huellas de pies que eran muy similares a las huellas humanas, pero al mismo tiempo sorprendentemente diferentes de ellas. Tras una inspección más cercana, descubrí un rastro grande y otro pequeño, probablemente de una madre con su cría.
Hice un boceto de la mayor de las huellas, que sin embargo se me perdió durante una inmersión inesperada en un río. Mi interés se despertó nuevamente. Quise intentar obtener más información sobre el humanoide y pensé que podría obtenerla más confiable a los habitantes del bosque, los Cohebois, que viven en los vastos bosques primitivos.
Me sorprendió escuchar de la mayoría de ellos que nunca habían visto un Orang Pendek. El oído, la vista y el olfato de estas criaturas sería tan agudo que era difícil sorprenderlos, pero decían que habían visto tres. Sus descripciones coincidían entre sí.
El cuerpo tenía que ser peludo, mientras que el pelo de la cabeza debía ser largo y la cara debía tener colmillos. Iban erguidos y medían entre 1.6 metros de altura. En octubre de 1923, viajé y me quedé en la isla de Pouyou y Rimau, que fue arrendada al señor J. Fischer, y donde previamente habían visto a la criatura.
Al principio encontré huellas abundantes. Me dirigí a uno de los rincones del lugar a una media hora del camino, donde normalmente tenía que agacharme y de vez en cuando arrastrarme entre los arbustos. Después de una hora de espera todavía no había visto nada.
Casualmente miré a mi izquierda y noté algún movimiento en un árbol pequeño y aislado. Mientras tanto, ya era hora de alejarse, ya que no era recomendable recorrer ese terreno después de la puesta del sol. Pero la curiosidad me impulsó a ver primero que provocó ese movimiento.
¿Qué animal podría haber en ese árbol? Después de una caminata alrededor del árbol descubrí una criatura oscura y peluda, parada en una rama con la parte frontal del cuerpo pegada al árbol. Parecía como si pudiera ocultarse mejor y evitar ser detectado. Eso tuvo que ser un humanoide.
Al principio no hice más que mirar y observar a la bestia, mientras mantenía mi rifle listo para disparar. Intenté llamar la atención gritando, pero la criatura no se movió. ¿Qué hacer? Me vi obligado a actuar.
Intenté patear el árbol, pero aún así no hubo resultados. Dejé el arma en el suelo e intenté acercarme al animal. Apenas había subido metro y medio en el árbol, cuando sentí un movimiento en el cuerpo encima de mí.
La criatura se alejó un poco del tronco, inclinándose hacia un lado, de modo que pude ver el pelo de su cabeza, la frente y un par de ojos mirándome. Al principio los movimientos fueron lentos y cautelosos, pero en cuanto el ser me vio toda la situación cambió. Ahora se puso nervioso y empezó a moverse por todas partes.
Para observar mejor, bajé nuevamente al suelo. La criatura también era peluda en la parte delantera. El color allí era algo más claro que en la parte de atrás.
El pelo muy oscuro de su cabeza le llegaba hasta debajo de los homoplatos, casi hasta la cintura. La cabeza parecía más puntiaguda que la de los humanos. El rostro teñido de marrón, casi no tenía pelo, mientras que la frente era alta.
Las cejas eran del mismo color que el pelo de la cabeza y estaban muy pobladas. Los ojos parecían muy normales, eran de color oscuro y se parecían al ojo humano. La nariz era ancha con fosas nasales bastante grandes.
Los labios eran muy sencillos, pero la boca era ancha, lo que se notaba especialmente cuando se abría. Los caninos que de vez en cuando eran claramente visibles me parecieron bastante grandes, pero en cualquier caso estaban más desarrollados que en los humanos. Los incisivos eran regulares.
El color de los dientes era blanco-amarillento. La barbilla estaba ligeramente hundida. Por un momento, vi la oreja derecha, que parecía exactamente una pequeña oreja humana.
Las manos estaban ligeramente peludas en la parte superior. Al estar de pie, los brazos llegaban justo por encima de las rodillas, por lo que eran largos, pero las piernas me parecían cortas. No vi bien los pies, pero sí vi los dedos, que tenían una forma muy normal.
Este ejemplar era hembra, media un metro con 50 centímetros. El rostro no tenía ninguna expresión repulsiva o fea, ni nada siniesco, aunque los movimientos nerviosos y rápidos de los ojos y la boca se parecían mucho a los de un mono asustado. Le hablé a la criatura con calma y tranquilidad, pero eso no ayudó mucho.
Mientras la apuntaba con el arma, escuché un lastimero aullido, que fue inmediatamente respondido por las mismas notas en el bosque no muy lejano. Dejé el arma nuevamente, trepé al árbol, y casi había llegado cuando la criatura caminó rápidamente hasta el final de la rama fuertemente doblada. Se colgó el otro extremo y luego cayó al suelo desde una altura de al menos tres metros.
Rápidamente me deslicé hacia abajo, pero antes de levantar el arma, el animal estaba a unos 30 metros de mí y continuó caminando rápidamente, emitiendo un silbido. Y ahora muchos probablemente me considerarán infantil. Cuando lo tenía en la mira con el arma, de repente sentí como si estuviera a punto de cometer un asesinato.
Lo intenté de nuevo, pero aún así me faltó coraje. Inicialmente no hubiera querido escribir sobre la criatura, pero en vista de mi partida anticipada a Europa, no tengo manera de obtener información más precisa por el momento. Quizás alguien que viaje por dichas regiones pueda aportar pruebas irrefutables de la existencia de esta criatura.
¿Es el Orang Pendek una especie nueva de Homo? Tal vez el misterioso Hombre de la Isla de Flores…
Otro avistamiento reportado también en 1923 provenía de un hombre al que se refieren solo como el Sr. Ostink, quien se encontraba recorriendo los bosques de Sumatra cuando vio a un extraño homínido caminando entre los árboles. Esta fue la descripción de lo que vio. Vi que tenía el pelo corto y de repente me di cuenta de que su cuello estaba extrañamente correoso y extremadamente sucio.
Ese tipo tiene el cuello muy sucio y arrugado, me dije a mí mismo. Su cuerpo era tan grande como el de un nativo de tamaño mediano y tenía hombros gruesos y cuadrados, para nada inclinados. Parecía ser tan alto como yo.
Entonces vi que no era un hombre, no era un orangután. Poco tiempo antes había visto uno de estos grandes simios. Se parecía más a un siamán monstruosamente grande, pero un siamán tiene el pelo largo y no había duda de que tenía el pelo corto.
Se han realizado diversas expediciones para tratar de encontrar evidencia del Orang Pendek. Una de las instituciones involucradas ha sido el Centro de Zoología Fortin del Reino Unido. En el año 2009, el criptozólogo Richard Freeman, que hace parte de esta institución, realizó su cuarta exploración a Sumatra con el fin de hallar al Orang Pendek en el Parque Nacional Kerinci Zablat.
Se habían organizado dos equipos, uno de ellos estaría explorando las selvas alrededor del lago Gunung Tuhu, mientras la segunda estaría a las afueras de un bosque. Estos lugares fueron escogidos por información de las tribus locales, que aseguraban que allí era donde más se había avistado al Orang Pendek, el cual atacaba los cultivos de cañas de azúcar e incluso había llegado a entrar a las viviendas para robar comida. El primer grupo se internó en la selva, encontrando plantas de jengibre y brotes de enredaderas ratan, masticadas.
Se dice que estas hacen parte de la alimentación del extraño primate. También se encontraron huellas, de las cuales tomaron impresiones de yeso, y cerca de allí descubrieron muestras de pelaje. Tanto el primero como el segundo equipo tuvieron mucho cuidado pues en la zona había evidencia de tigres.
Las muestras de pelo fueron enviadas a la Universidad de Copenhague en Dinamarca en el año 2010. El genetista y experto en hologenómica, Tom Hilbert, realizó un examen de ADN a estas muestras. Desde un punto de vista estructural, los pelos eran muy parecidos a los de un orangután, con algunas diferencias, pero a nivel de ADN se asemejaba más al de un ser humano que al de un primate salvaje.
Se comparó el ADN con el de otros primates como el gibón, el orangután, el chimpancé y el gorila, pero no se pudo lograr una identificación definitiva de las muestras, lo que sugiere que tal vez se trate de una especie nueva. En cuanto a qué puede ser el Orang Pendek, las teorías son variadas. Uno de los candidatos es que se trate de un orangután, de los cuales existen varias especies.
Por ejemplo, el Pongo Pygmaeus son nativos de la isla de Borneo en Indonesia y el Pongo Aveli solo habita en Sumatra. Miden aproximadamente 1.5 metros de altura y tal como el Orang Pendek tiene un pelaje de color marrón rojizo. Pero la existencia del Orang Pendek se ve respaldada por el reciente descubrimiento de una tercera especie de orangután, el Pongo Tapanuliensis, descrita en el año 2017 y que vive en las montañas del distrito Tapanuli central en Sumatra.
Algo que llama la atención de este orangután es que al estudiar su ADN, este está relacionado más con los orangutanes de la isla de Borneo que con los mismos que habitan Sumatra. El descubrimiento de esta nueva especie abre la posibilidad de que el Orang Pendek fuera una cuarta especie que aún estaba por descubrir. Otra posibilidad es que el Orang Pendek fuera una malidentificación de especies como el Siamang, de nombre científico, Sinphalangus sindactilus.
Es un gibón arborio que alcanza a medir hasta un metro de altura y pesar 25 kilos. Por otra parte, se ha dicho que las huellas encontradas y atribuidas al Orang Pendek podrían pertenecer realmente a un oso malayo, de nombre científico, el Aartos malayanus. Este oso puede levantarse en sus patas traseras, alcanzando 1.2 metros de altura.
Tiene pelo corto de color oscuro y las huellas de sus patas traseras asemejan un poco a las huellas humanas, lo que podría haber generado la confusión. La última teoría hace referencia a una especie extinta de humanoide que aún podría estar habitando la isla y que guardaría similitud con el extinto Homo floresiensis. Fue descubierto en la Isla de Flores en Indonesia en el año 2004.
Vivió hace 50 mil años en el periodo Pleistoceno y medía aproximadamente un metro y seis centímetros de altura. Se podría especular que hace miles de años, aparte de la Isla de Flores, otras islas de Indonesia también tuvieran poblaciones de estos homínidos y tal vez el Orang Pendek sea uno de ellos. Ya sea una nueva especie de orangután o un homínido prehistórico sobreviviente, el Orang Pendek es solo una más de una larga lista de primates desconocidos que han sido avistados en varias partes del mundo.
Tal vez en el futuro nuevas expediciones puedan hallar evidencia de estos seres y demostrar finalmente su existencia. Mientras tanto, seguirán siendo parte de los mitos y leyendas de las tribus locales.
El verdadero Hobbit