Vale una fortuna, pero trae mala fortuna
Una joya valorada en $250 millones de dólares se encuentra entre las más siniestras de la historia. Conocida como Diamante Hope, Diamante Azul, Piedra Maldita y Diamantes de la Esperanza. Se trata de un diamante de color azul con un peso aproximado de 55,52 kilates que, pese a su belleza brillante, quienes lo han poseído o custodiado se han enfrentado a la tortura, la decapitación, el suicidio y la vergüenza.
La historia detrás de esta pieza de alta joyería ha provocado que tras ella, con un eco que asegura que su precio es, en realidad, la vida. Formó parte de la colección de joyas de la propia María Antonieta de Austria, cuyo trágico asesinato en la guillotina forma parte del rumor de la maldición del diamante. Tras varias peripecias, pasó a manos de la familia de banqueros de los Hope, de donde toma su nombre actual.
¿Puede una joya traer desgracia y fatalidad a quién la posea?
Se afirma que la bancarrota y los problemas financieros que hundieron a la familia se deben al diamante, como también fue la piedra a la que, se afirma, sembró la desgracia en la vida del siguiente propietario de la joya, el sultán de Turquía. En concreto, este estigma tiene su origen en la condición de la pieza, probada del templo en honor a la diosa Cita. Las primeras manos a las que fue a parar después fueron a las de Jean-Baptiste de Dravenie, y a éste le siguieron un sinfín de personalidades.
Luis XIV de Francia, Madame Montespan, el duque de Brunswick, Jorge IV de Inglaterra. Todos acabaron en quiebra o, directamente, muertos de las peores formas posibles. El 10 de noviembre de 1958, fue finalmente donado al Museo Nacional de Historia Natural de la institución Simpsoniana por el joyero estadounidense Harry Winston.
A partir de entonces, forma parte de la colección nacional de gemas de dicho museo.
El diamante maldito
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